(Benoni, Sudáfrica, 1975) Actriz sudafricana, considerada
una de las más bellas y competentes del cine actual. Hija única de Gerda y
Charles Theron, una alemana y un francés propietarios de una constructora de
carreteras, Charlize Theron estudió ballet clásico en Johannesburgo desde los
seis años y a los trece su madre la ingresó en un internado para que no
conviviera en un ambiente familiar cada vez más enrarecido por las crecientes
peleas de la pareja.
Pero durante una visita a su casa, el 21 de junio de 1991,
fue testigo del fatal desenlace de la historia, cuando su madre mató a su padre
de un disparo ante un intento de agresión de éste, en estado de embriaguez. Así
lo entendió el jurado, que juzgó el caso como homicidio en defensa propia, y
absolvió a la mujer, que, una vez libre, se volvió a casar, vendió su empresa y
se trasladó a Los Ángeles. Poco tiempo después, la muerte en un accidente de un
hermanastro de la actriz volvería a sumir a la familia en la tragedia.
Además de bailar, Charlize trabajó como modelo desde la
adolescencia. Con dieciséis años ya había alcanzado el metro setenta y siete de
estatura y no le costó gran esfuerzo vencer en un concurso de top models cuyo
premio consistía en una estancia de un año en Milán, contratada por una
diseñadora italiana.
Aparte de las pasarelas, un ámbito que no abandonó del todo
pese a confesar que nunca le ha gustado la profesión, se convirtió en una
figura muy conocida en los circuitos publicitarios internacionales, sobre todo
tras protagonizar, algunos años más tarde, el celebrado anuncio de Martini en
el que a una joven (ella) se le va deshilachando el vestido hasta mostrar buena
parte de su anatomía.
En 1993, después de un desfile en Manhattan, decidió
quedarse en Estados Unidos y reconducir su carrera de bailarina. En seguida fue
admitida por el New York’s Joffrey Ballet, del que formó parte durante un año,
hasta que una lesión en una rodilla le impidió seguir en la danza.
Animada por su madre, se trasladó entonces a la Costa Oeste
con su nueva familia. La suerte quiso que unas semanas después, mientras
discutía acaloradamente ante una ventanilla de un banco de Hollywood Boulevard
porque se negaban a pagarle un cheque, la viera el agente artístico John
Crosby, quien, deslumbrado ante su despampanante presencia, le preguntó si
nunca se había planteado trabajar en el cine y le dejó su tarjeta.
Su aparición no podía ser más oportuna, así que una vez
hechas las averiguaciones pertinentes y comprobar que se trataba realmente de
un representante de artistas «serio» (Rene Russo y John Hurt eran algunos de
sus representados), se convirtió en su mánager.
No obstante sus reticencias, su acento afrikáner la obligó a
continuar con la publicidad mientras tomaba lecciones para corregirlo y clases
de interpretación. Fue entonces cuando surgió el anuncio de Martini, y ganó
suficiente dinero como para permitirse una vida sin apremios mientras acudía a
un casting tras otro.
La primera decepción la vivió al ser rechazada en favor de
Elizabeth Berkley para protagonizar Showgirl (1995), pero el sonoro fracaso
mundial del filme no tardó en resarcirla. Un breve papel en Dos días en el
valle (1996), un filme de John Herzfeld protagonizado por James Spader y Jeff
Daniels, marcó su debut en el cine.
Seguidamente el propio Tom Hanks la eligió para su ópera
prima como director, The Wonders (1996), y esto propició su intervención en
Hollywood Confidential (1997), un telefilme dirigido por Reynaldo Villalobos, y
No pierdas el juicio (1997), de Jonathan Lynn, antes de obtener su primer rol
de envergadura en Pactar con el diablo (1997), thriller de Taylor Hackford en
el que actuó junto a Keanu Reeves y Al Pacino.
Pero ni éste ni su siguiente trabajo, una producción de consumo familiar de la factoría Disney, Mi gran amigo Joe (1998), de Ron Underwood, tuvieron el impacto de su aparición como top model en Celebrity (1998), de Woody Allen.
Pero ni éste ni su siguiente trabajo, una producción de consumo familiar de la factoría Disney, Mi gran amigo Joe (1998), de Ron Underwood, tuvieron el impacto de su aparición como top model en Celebrity (1998), de Woody Allen.
Tras esta experiencia comenzó el que sería su primer gran
año con La cara del terror (1999), filme de ciencia-ficción dirigido por Rand
Ravich que coprotagonizó con Johnny Depp, y continuó con la adaptación de la
novela de John Irving Las normas de la casa de la sidra (1999), de Lasse
Hallström, junto a Tobey Maguire y Michael Caine, película cuyas candidaturas a
los Oscars fueron el mejor escaparate para su inminente conversión en gran
estrella.
Su vida sentimental, mientras tanto, discurrió sin
escándalos ni trascendencia en las revistas especializadas, pese a contar con
personajes conocidos. Según la actriz, esto es así gracias a que ha sabido
poner límites, y lo cierto es que ha aparecido fotografiada más junto a su
madre o su mejor amiga, la estrella de la televisión Ivana Milicevic, que con
sus novios.
Tras una relación bastante duradera con Craig Bierko, durante unas vacaciones con su familia en Hawaii asistió a un concierto del grupo Thir Eye Blind y conoció a uno de sus componentes, el cantante Stephen Jenkins, a quien estuvo ligada asimismo mucho tiempo.
Tras una relación bastante duradera con Craig Bierko, durante unas vacaciones con su familia en Hawaii asistió a un concierto del grupo Thir Eye Blind y conoció a uno de sus componentes, el cantante Stephen Jenkins, a quien estuvo ligada asimismo mucho tiempo.
No obstante sus reticencias, su acento afrikáner la obligó a
continuar con la publicidad mientras tomaba lecciones para corregirlo y clases
de interpretación. Fue entonces cuando surgió el anuncio de Martini, y ganó
suficiente dinero como para permitirse una vida sin apremios mientras acudía a
un casting tras otro.
La primera decepción la vivió al ser rechazada en favor de
Elizabeth Berkley para protagonizar Showgirl (1995), pero el sonoro fracaso
mundial del filme no tardó en resarcirla. Un breve papel en Dos días en el
valle (1996), un filme de John Herzfeld protagonizado por James Spader y Jeff
Daniels, marcó su debut en el cine.
Ya libre de ataduras, en el otoño de 2002 conoció, durante
el rodaje de Atrapada (2002), al que sería su nueva pareja, el actor irlandés
Stuart Townsend. Con él compartió créditos en esta película de Luis Mandoki, y,
más adelante, en Head in the clouds (2004), de John Duigan, filme en el que da
vida al objeto de deseo de su novio real y de la española Penélope Cruz.
Su sorprendente caracterización de una asesina en serie en
el filme Monster (2003), de Patty Jenkins, confirmó su apreciable talento y le
valió, amén de otros galardones, el Oso de Plata del Festival Internacional de
Cine de Berlín, el Globo de Oro y el Oscar de la Academia de Hollywood a la
mejor interpretación protagonista.
Quince kilos de más y varias capas de maquillaje
embrutecedor pesan mucho en Hollywood, sobre todo si logran ocultar una belleza
deslumbrante y tal sacrificio lo requiere la representación de un personaje
real. Si la transformación es convincente y se hace con talento hay premio
seguro. Charlize Theron lo sabía muy bien, por eso se empeñó en producir
Monster a través de su propia productora, Denver & Delilah Films, y de ese
modo asegurarse el papel protagonista.
Era un reto personal porque nadie la veía como Aileen
Wuornos, la corpulenta prostituta maltratada por la vida que, al borde del
suicidio, se enamoró de una lesbiana y vivió una tortuosa relación sentimental
mientras asesinaba a seis de sus clientes.
Al tratarse de la primera asesina en serie de la historia,
el caso tuvo mucha repercusión y estaba aún fresco en el recuerdo de todos,
porque la ejecución por inyección letal se llevó a cabo en octubre de 2002,
tras doce años en el corredor de la muerte. El biopic no dio de sí todo lo que
cabía esperar, pero la actriz sudafricana, una de las más bellas adquisiciones
de la industria cinematográfica de los últimos años, pudo demostrar su
capacidad de mutación, que es, en definitiva, la esencia de su oficio.
En octubre de 2003, cuando estuvo en el Festival de Cine de
San Sebastián para presentar el filme The Italian job (2003), de F. Gary Gray,
encandiló a la prensa con una simpatía tan arrolladora como su belleza, y no
dejó de sorprender su condición de mujer comprometida socialmente con diversas
causas, contraria a la pena de muerte, activista de una organización que lucha
por el trato ético a los animales, y portavoz, en su país, de una polémica pero
eficaz campaña televisiva contra la violación.
Gran admiradora de Nelson Mandela, cumplió uno de sus sueños al conocerlo personalmente cuando le llevó el Oscar, nada más obtenerlo, orgullosa de ser la primera sudafricana que obtiene ese premio.
Gran admiradora de Nelson Mandela, cumplió uno de sus sueños al conocerlo personalmente cuando le llevó el Oscar, nada más obtenerlo, orgullosa de ser la primera sudafricana que obtiene ese premio.